miércoles, 9 de enero de 2008

EL INCREIBLE HOMBRE MOSCA Por Nano.




Si tuviéramos que ponerle música a esta entrada, no se me ocurre mejor tema que el Human Fly de los Cramps, para terminar con el mismo tema pero versionado por los Fuzztones en el álbum Live in Europe.
Con un poco de retrospectiva, enseguida nos damos cuenta de lo presente que ha estado el terror hacia estos insectos, siempre se han visto como lo que son, algo molesto e infeccioso. En algunas culturas primitivas representan bailes con mascaras de mosca con el fin de espantarlas del ganado, ¿serán estos los primeros hombre mosca de la historia?.
Luego vino el gran actor Harold Lloyd, que participo en más de doscientas películas del cine mudo, a este gran artista se le apodo el hombre mosca por su legendaria actuación colgado de un reloj en la fachada de un rascacielos, por aquel entonces la gente creyó que los productores de películas ponían en peligro mortal la vida de los actores bajo contrato. La realidad fue un efecto de perspectiva y encuadre cinematográfico tan viejo como el mismo cine.
Pero quizás el verdadero hombre mosca surgió gracias a un film americano de serie b: “The Fly” 1958 dirigida por Kurt Neumann. El film relata la alucinante historia de un científico que inventa una maquina para tele transportarse, cuando intenta experimentar consigo mismo una mosca se cuela en la maquina y esta fusiona a ambos devolviendo un solo organismo a la maquina receptora, y aquí nace el autentico hombre mosca.
Luego en el año 86 David Cronenberg hizo un espectacular remake con David Goblum como hombre mosca.
Pero la pregunta del millón es ¿a que viene esto del hombre mosca?, por un motivo muy sencillo yo conozco la historia más alucinante que ha pasado con un hombre mosca, os lo juro. Os cuento la historia
Érase una vez un amigo (mantendré su nombre en el anonimato) que decidió en carnavales disfrazarse de mosca.
Para ello se enfundo unas mallas negras con botas del mismo color, y arriba un jersey de cuello largo también negro.
Luego con mucha destreza se fabrico unas alas que se colgó a la espalda y por fin remato la faena poniéndose dos coladores a modo de ojos, y así la mosca se fue de fiesta.
Por aquel entonces un amigo tenia uno de los garitos en la zona de marcha carnavalera y nuestro hombre mosca se puso a beber y a beber.
Al cabo de un rato el hombre mosca tenia tal chufa, que al ver a nuestro amigo salir del mostrador con un bote de insecticida disparándole sin piedad puso los pies en polvorosa, la persecución fue por todo el local y terminaron saliendo a la calle, el hombre mosca intentaba regatear entre los coches a nuestro colega que incansable no cesaba de fumigar con su spray, al final nuestro hombre en la carrera tropieza y se parte uno de los dientes de delante.
Fue a partir de aquí cuando le perdí la pista, el motivo fue porque trabajaba en uno de esos garitos. Tampoco creo que nadie sepa que paso a partir de aquel momento.
El trabajo fue agotador, aguantando borrachos hasta casi las ocho de la mañana, pero todos los camareros estábamos animados y decidimos ir a relajarnos a mi casa, uno de los camareros vino con unos amigos, que me pidieron subir a un amigo que estaba tirado en el asiento de atrás en estado catatonico, a mi no me hizo mucha gracia, por eso de no dar la nota a esas horas de la mañana pero decidí mirar de quien se trataba, cual fue mi sorpresa cuando vi agazapado en el asiento del coche, a lo que quedaba del hombre mosca.
Allí estaba mi colega, completamente inconsciente, había perdido los coladores que le servían de ojos y tenia rota una de las alas. Entre dos amigos agarramos al hombre mosca y lo tumbamos en mi cama, el ni siquiera se inmuto.
Casi al mediodía agotado decidí poner fin a aquella agotadora doble jornada y me acosté en el hueco que había dejado el hombre mosca en su sueño profundo, y me dormí.
Al despertarme el hombre mosca había desaparecido, ¿fue todo un sueño?. No, ni de coña, de echo el mismo hombre mosca me contó como termino esta historieta, prestad atención.
Mientras yo dormía el hombre mosca se despertó, no recordaba casi nada y lo primero que vio fue mi espalda, me confeso que se puso a temblar, su pensamiento más suave tuvo que ser el de: Aquí me han dado por culo, como mínimo. Nuestro protagonista de echo no se tranquilizo hasta que salio al comedor y reconoció mi casa. A partir de ahí pensó que todo se podía arreglar, estaba en casa amiga, cogeria mi bici y así se trasladaría a su casa que estaba a unos 4 kilómetros, lo que mi amigo no sabia es que a la bici le faltaba un pedal (eso le paso por haber cogido todos los de esa noche) pero ya era tarde cuando se dio cuenta, se había subido a la bici en mitad del pueblo todavía con las mallas, y no tubo más remedio que cruzarlo pedaleando solo con una pierna esperando a que de el pedal diera una vuelta completa para volver a engancharlo.
De esta forma tan graciosa nuestro querido hombre mosca recorrió los cuatro kilómetros con lo poco que le quedaba de dignidad entomológica. Y aquí termina nuestra historia, ¿o no?.
Moraleja.
Sin diente y sin pedal la mosca termino;
Porque de fiesta solo se van las moscas malas;
Luego no se acuerdan de nada
Y pierden los ojos y las alas.

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